
Puedes elegir: las lecturas de hoy (Isaías 25,6-10a y Mateo 22,1-14) o recuperar un clásico de Sabina (Noches de boda). Yo te propongo la versión de María Jiménez, pero eso, como casi todos, ya sabes que es cuestión de gustos. Lo mejor, sin duda, es que no tengas que elegir y puedas disfrutar de las dos cosas: la Palabra y el arte.
Igual te parece una barbaridad pero me parece que expresan una misma noticia: vivir la vida como un banquete compartido al que somos invitados. Eso es vivir, según el Evangelio.
Que el maquillaje no apague tu risa,
Que el equipaje no lastre tus alas,
Que el calendario no venga con prisas,
Que el diccionario detenga las balas.Que las persianas corrijan la aurora,
Que gane el quiero la guerra del puedo,
Que los que esperan no cuenten las horas,
Que los que matan se mueran de miedo.
¿Cuántas veces hablamos de Dios en catequesis, formación, catecismos, documentos, como Aquel que prepara una fiesta? “He matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. ¡Venid a la boda!”. Y nosotros, casi siempre, hablando de juicios, normas, cumplimientos y pecados a perdonar. Y fíjate que tal como lo cuenta Mateo, lo único que revienta a este Anfitrión nuestro es que vayas por la vida sin traje de fiesta: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas”.
Que el fin del mundo te pille bailando,
Que el escenario me tiña las canas,
Que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
Ni ciento volando, ni ayer ni mañana.Que el corazón no se pase de moda,
Que los otoños te doren la piel,
Que cada noche sea noche de bodas,
Que no se ponga la luna de miel.
Cada uno tenemos nuestras propias obsesiones, nuestros esquemas cerrados, nuestros temores, nuestras tinieblas. Y todos, buenos y malos, -como dice Mateo-, somos invitados a vivir en un banquete. Podría ser un disparate proclamar esto con la que está cayendo: una epidemia atenaza el planeta, enfermedad y muerte, desigualdades, falta de trabajo digno, problemas de una mayoría de hermanos para vivir con dignidad (cf. Fratelli tutti, de Francisco). Quizá el disparate es olvidarnos de la esperanza que nos habita y que nos lanza a cambiar las cosas justo porque estamos llamados a compartir la mesa y la fiesta.
Que las verdades no tengan complejos,
Que las mentiras parezcan mentira,
Que no te den la razón los espejos,
Que te aproveche mirar lo que miras.Que no se ocupe de ti el desamparo,
Que cada cena sea tu última cena,
Que ser valiente no salga tan caro,
Que ser cobarde no valga la pena.
Acabo: imagínate que crees en Dios. Imagínate que crees eso que decimos en el Credo (vendrá para juzgar a los vivos y a los muertos). Imagínate que hoy te dicen que esta noche Jesús en persona va a venir a cenar contigo. ¿Qué sientes? ¿temor, alegría, deseo, nerviosismo, incredulidad..? Y, ¿qué haces? ¿preparas tus mejores galas, examen de conciencia para confesión general, te emborrachas para no pensar…? Según Isaías, lo que esperamos es “un festín de manjares suculentos, de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos… El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros”. ¿Te parece poco motivo para ir por la vida como en una fiesta, cada cual con los problemas y sufrimientos que llevamos dentro, por supuesto? ¿Te parece poco motivo para creernos que todas las noches (que las hay y muy oscuras) sean noches de boda compartidas?
Que no te compren por menos de nada,
Que no te vendan amor sin espinas,
Que no te duerman con cuentos de hadas,
Que no te cierren el bar de la esquina.Que el corazón no se pase de moda,
Que los otoños te doren la piel,
Que cada noche sea noche de bodas,
Que no se ponga la luna de miel.Que todas las noches sean noches de boda,
Que todas las lunas sean lunas de miel.
Me parece un estupendo tema para dar por cerrado este mar de los sargazos que me ha acompañado últimamente. Y dar las gracias a todos los que habéis navegado conmigo en algún momento. Especialmente a la Revista Vida Religiosa que se hizo eco de este blog.
Seguiré compartiendo en “El papel lo aguanta todo”, un blog de Vida Nueva. E intentaré, por todos los medios, elegir la vida y hacer lo que esté en mi mano para que esté mundo nuestro, tan dolorido, sea un banquete para todos, una continua noche de bodas.